El asunto se destapó con ocasión de la exposición La nave de los locos, una odisea de la sinrazón, de la que ya nos ocupamos en Psiquifotos en una entrada anterior. Comisariada por Cándido Polo y Ana Hernández, la muestra se organiza como un inquietante, aunque apasionante, viaje por los espacios de la locura en València a lo largo de seis siglos. Fue precisamente en una de las visitas comentadas, cuando alguien se acercó a Cándido Polo (por cierto, a quien algún día habrá que nombrar psiquifotero de honor) con un insospechado relato... Pero no seré yo quien lo destripe ahora, así que dejemos al propio Cándido que nos lo cuente, tal y como desinteresadamente se lo relató el protagonista principal, autor de las fotografías y cuadro que seguirán a la narración.
Ahora, la palabra la tiene Cándido:
A principios de los años 60, un estudiante de Bellas Artes asistió en la facultad de Ciencias de Valencia a una conferencia del profesor Juan José López Ibor sobre la creatividad artística de los enfermos mentales. Estaba todavía reciente en su ánimo juvenil el impacto que le produjo la quiebra psicológica de una amiga cercana, compañera de estudios, quien finalmente hubo de ser sometida a tratamiento psiquiátrico. Todo ello pudo activar su repentino interés por conocer el universo de los enfermos mentales, así que no tardó en obtener autorización para visitar las instalaciones del Manicomio Provincial de Valencia, habilitado como tal un siglo antes tras la desamortización del antiguo Convento de Santa María de Jesús, que había sido construido en 1425.
A principios de los años 60, un estudiante de Bellas Artes asistió en la facultad de Ciencias de Valencia a una conferencia del profesor Juan José López Ibor sobre la creatividad artística de los enfermos mentales. Estaba todavía reciente en su ánimo juvenil el impacto que le produjo la quiebra psicológica de una amiga cercana, compañera de estudios, quien finalmente hubo de ser sometida a tratamiento psiquiátrico. Todo ello pudo activar su repentino interés por conocer el universo de los enfermos mentales, así que no tardó en obtener autorización para visitar las instalaciones del Manicomio Provincial de Valencia, habilitado como tal un siglo antes tras la desamortización del antiguo Convento de Santa María de Jesús, que había sido construido en 1425.
No olvidaría aquel veinteañero llevar su cámara fotográfica para localizar escenarios y tomar apuntes sobre los internos que pudieran servirle para estimular su creatividad. Aunque apenas resistió el tiempo preciso para tomar unas pocas imágenes en el patio principal de “Hombres”, así como para retratar desde las rejas del recinto de “Mujeres” escenas de su vida ociosa junto a las celadoras que las cuidaban, bien reconocibles por sus uniformes blancos.
A continuación, las 8 fotos (no había móviles, y la película fotográfica era muy cara para andar disparando a diestro y siniestro) que aquel veinteañero nunca pudo imaginar que un día fueran divulgadas de esta futurista manera para 1961.
Muchas gracias a los dos. A uno por compartir sus recuerdos más íntimos, al otro por recogerlos y sintetizarlos por escrito para nosotros. Sensibilidades así son las que hacen que el Día de la Salud Mental se prolongue durante los 364 siguientes que, en definitiva, es de lo que se trata.
Esta serie de fotografías tomadas en 1961 constituyen hoy un documento valiosísimo por encima de las deficiencias técnicas, debido a su gran interés testimonial; de hecho, el tiempo parece haberse detenido en los rostros de los enfermos, entre los cuales apreciamos indumentarias de factura medieval que coexisten con andrajos de miseria tercermundista. No en vano las fotos han sobrevivido más de seis décadas hasta que su autor —hoy un entrañable octogenario—, ha decidido rescatarlas del olvido y darlas a conocer públicamente.
Una visita a la reciente exposición promovida por la Universidad de Valencia le animó a desvelar los materiales que conservaba y ofrecerlos para su divulgación como complemento de la muestra. Además, aporta su reinterpretación pictórica de las escenas que le impresionaron en su juventud, lo que supone un indudable valor añadido para que podamos conocer las circunstancias de vida en el interior de aquel destartalado establecimiento.
Un laberinto infernal, según la descripción de los internos y sus familiares, que hoy podemos reconstruir gracias al reciente hallazgo archivístico de un plano de 1951. Damos igualmente a conocer la atmósfera asfixiante de los dormitorios, donde se hacinaban decenas de enfermos en hileras de camas apenas separadas por escasos palmos.
La instantánea tomada por el psiquiatra Enric Jordá en los años 70 representa sin necesidad de comentarios toda la desidia de aquel reducto asilar, inaugurado en 1878 con carácter “provisional” para 500 plazas, que más de un siglo después mantenía recluidos a 1500 internos en las mismas instalaciones.
Precisamente López Ibor, catedrático valenciano que llegó a ser presidente de la Asociación Mundial de Psiquiatría, había comenzado su carrera en los años 30 en aquel viejo hospital donde pudo compartir “un venero de casos interesantes” con sus colegas Francisco Marco Merenciano y Pedro Laín Entralgo (“la derecha del cuerpo técnico”, según la definición acuñada en sus memorias por este último).
Pero, ni la reforma iniciada durante la Segunda República, ni aquellos prometedores profesionales desde sus respectivos cargos de mando, fueron capaces de introducir los cambios más elementales en la vida cotidiana de este gueto marginal. Tras las calamidades de la Guerra Civil, el manicomio se contagió de una parálisis permanente que sintonizaba con la asfixiante dictadura de Franco, y solo de cuando en cuando trascendía a la calle con motivo de algún escándalo mediático: el serial de Jornada de 1966, los reportajes de Ángel Mª de Lera en 1972 o las denuncias de Sábado Gráfico.
Y así en sucesivas entregas de una crónica negra que sólo pudo acabar con su definitivo desmantelamiento en 1989; contamos con el espléndido reportaje gráfico dedicado a la clausura del centro por Carlos Heimann, donde traslucen el desinterés corporativo y el abandono institucional en su testimonio más elocuente.
A continuación, las 8 fotos (no había móviles, y la película fotográfica era muy cara para andar disparando a diestro y siniestro) que aquel veinteañero nunca pudo imaginar que un día fueran divulgadas de esta futurista manera para 1961.
Foto 1. Mercado de Patraix, en la plaza de Jesús. Al fondo la iglesia del antiguo convento de Sta. Maria de Jesús y el manicomio provincial.
Foto 2.
Foto 4 (y dos anteriores). Cobertizo en el patio de San Vicente (hombres), e hilera de celdas de aislamiento con sus huecos de aireación, entre los pabellones de S. Miguel y S. Vicente (áreas Q, R, S del plano más abajo).
Foto 7. Obsérvese el gesto de la mujer de la derecha y el papel que sostiene en su mano. Ante la habitual censura y bloqueo de los envíos escritos de los pacientes ¿Quizás un texto o carta que deseaba entregar al fotógrafo para remitirlo al exterior?
Foto 8 (y tres anteriores). Patio de mujeres, quizás el de Sta. Ana, más reducido y con una fila de celdas al fondo (en la parte superior del plano, áreas L, M, O). Entre una zona y otra estaban los pabellones y los patios de “distinguidos” y “pensionistas”, que no se mezclaban con los de beneficencia.
Plano Manicomio provincial de Valencia, 1951.
Pintura al óleo. Dramática composición inspirada en las fotografías, realizada por el mismo autor.
BIBLIOGRAFÍA | |
>>>>>>>>>>>> Consultar aquí toda la bibliografía citada desde el inicio | |
Campañas de Jornada. Realidad actual del manicomio provincial de Valencia. Diario Jornada. 9 y 11 a 16 abril 1966. | |
De Lera, A.M. Viaje a lo desconocido. La asistencia psiquiátrica en España. Tribuna Médica. Serie de 20 entregas, publicadas entre el 10 de septiembre de 1971 y 25 de febrero de 1972. De Lera, A.M. Mi viaje alrededor de la locura. Ed. Planeta. Barcelona, 1972. | |
Martín Arnoriaga, T. El terrible caso del psiquiátrico de Valencia. Sábado Gráfico, nº 807 de 18-11-1972. pp. 31-35. Cartas a Sábado Gráfico. Sábado Gráfico, n.º 809 de 2-12-1972. p. 20. Martín Arnoriaga, T. Retorno sin temor ni ira, al psiquiátrico de Valencia. Sábado Gráfico, n.º 813 de 30-12-1972. pp. 52-53 | |
Polo Griñán, Cándido. Crónica del manicomio. Prensa, locura y sociedad. Asociación Española de Neuropsiquiatría. Colección Estudios 22. Madrid, 1999. | |
Villasante, Olga; Candela, Ruth; Conseglieri, Ana; Vázquez de la Torre, Paloma; Tierno, Raquel, Huertas, Rafael. Cartas desde el manicomio: Experiencias de internamiento en la Casa de Santa Isabel de Leganés. Editorial Catarata. Madrid, 2018. | |
Polo Griñán. Cándido. Bogeria i Salut Mental a València. El Manicomi de Jesús (1886-1989). Institució Alfons el Magnànim. Centre Valencià d’Estudisi d’nvestigació. Valencia, 2021. | |
Polo Griñán, Cándido. Una larga y accidentada travesía. Del mito primigenio al fracaso de la institución total. En VV AA. La Nave de los locos. Una odisea de la sinrazón (catálogo de la exposición). Universidad de Valencia, 2022. pp.34-117. |
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8 comentarios:
¡Qué buena labor haces, Oscar!
Se nos olvida que "quién desconoce su pasado está condenado a repetirlo".
¡Un abrazo y mi felicitación!
Kepa Lizarraga
¡Gracias a ti por la visita! Siempre es un estimulo saber que puede interesar una entrada.
Y ¡qué razón tienes con el resto de tu comentario!
Muchas gracias por las imágenes y el relato de cómo se hicieron. ¡Cuanta fuerza en unas simples fotos tomadas sin preparación, frente a los esfuerzos por evocar épocas y lugares pasados!
Hola. Andrés. Es verdad que a veces las cosas sencillas son las más claras y meridianas.
Por muchas fotos que veamos no deja de impresionarnos la imagen de abandono y degradación de los lugares de encierro. Lugares como Jesús separados por un muro del bullicio y la vida del mercado de Patraix. Gracias Oscar y Cándido
¡Qué razón tienes! Y qué no las relativicemos pensando que son imágenes del pasado, porque todavía hoy hay quizás otras, menos evidentes pero igualmente dolorosa, que son las que enfrenta el Día de la Salud Mental (y los que le siguen durante un año).
¡Gracias a ti!
Impresionante. Que no nos suma en la complacencia, el planeta está lleno de lugares así
Es verdad. Incluso peores en algunos lugares...
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