Lo prometido es deuda, qué ya lo dijo hasta Quevedo. Así que ahí va la segunda entrega de imágenes del álbum del manicomio de Málaga, aquel que presentamos en la entrada anterior. Pero si entonces nos ocupamos del aspecto más estructural, con imágenes relativas a sus edificios e instalaciones, hoy lo haremos con las fotografías que principalmente retratan a los protagonistas que las ocuparon, los pacientes y cuidadores.
De las 28 fotografías que incluye el álbum, como decía arriba, hoy contemplaremos las que retrataron a los enfermos, convenientemente supervisados por sus cuidadores, en el patio de la institución. Espacio de esparcimiento que, fijándonos en el plano de las instalaciones, nos puede dar una idea acerca de lo que tuvo que ser la existencia de aquellas personas allí encerradas, y eso sin referencia siquiera al trato asistencial que pudieran recibir. Observando que la planta presenta una disposición simétrica, vemos que la mitad izquierda se dedica a los hombres y la derecha a las mujeres. Cada una de esas partes cuenta con una serie de espacios abiertos, reservándose los dos mayores para ·tranquilos" y "tranquilas", con una anchura correspondiente a 4 habitaciones de "furiosos".
Plano del proyecto para el manicomio, 1896.
Y es en ese reducido espacio, el recuadrado arriba en rojo, en el que tuvieron que airearse, durante años sin fin, los "tranquilos" que no tuvieran la suerte de poder salir a los terrenos hospitalarios circundantes, sin otro horizonte a la vista que esos muros del patio retratado a continuación. No creo que les sirviera de consuelo que los "agitados", "sucios" y "convalecientes" aún tuvieran que conformarse con más exiguos espacios.
Son fotografías que no solo me hacen reflexionar acerca de lo que tuvo que significar aquel tipo de ingresos para una persona y su monótona existencia a partir de entonces, día tras día. También, casi a modo de juego evasivo, cuestionarme sobre lo que podrían estar pensando los allí retratados ante la novedad del fotógrafo, con su mamotreto óptico sobre el pesados trípode de madera, ubicado en ese preciso lugar desde donde ahora les contemplamos, sabedores ellos de que lo único que de allí saldría sería su imagen, y ni eso posiblemente muchos. Lo que sí estoy seguro, es de que lo que nunca pudieron imaginarse, que 121 años después alguien podría estar interesado en sus retratos y circunstancias, cuando entonces nadie se acordaba de ellos. Paradojas temporales.
Nótese a los dos personajes, uno con chaqué y otro con bombín, pasando desapercibidos entre los enfermos, monjas y cuidadores. Previsiblemente ubicando el origen de las fotos en algún tipo de visita oficial, meses después de haber trasladado a los primeros enfermos en marzo de 1899.
Tras sucesivas ampliaciones, como fue la "sala 20" levantada posteriormente para distribuir allí a las mujeres, el hospital se mantuvo en activo hasta finales del siglo pasado, de cuando también se conservan imágenes de aquellos postreros años cargados de entusiasmo reformador. Históricas fotografías que fueron compartidas en psiquifotos de la mano, mejor dicho del objetivo fotográfico, del enfermero Miguel Ángel Rubio.
Y ahora, antes de acabar, quiero llamar la tención sobre una muy agradable casualidad. Si en la entrada anterior recordaba a Celia García Díaz por su colaboración en el blog, citando su tesis en el apartado de bibliografía, hoy despido esta continuación celebrando que, precisamente en estos días, ha sido distinguida con el 'Premio Nacional a la Mejor Tesis de Historia de la Medicina 2020'. Enhorabuena, Celia.
BIBLIOGRAFÍA.
García Díaz, Celia (2018), “El Manicomio Provincial de Málaga en el primer tercio del siglo XX: la utopía que (no) pudo ser”, Asclepio, 70 (2): p 238. Accesible en https://doi.org/10.3989/asclepio.2018.22
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4 comentarios:
Oscar, felicidades de nuevo. No entiendo mucho de fotografía pero me parece magnifico como recogen estados de ánimo, los encuadres, las diferencias posibles de clases, etc. Tus comentarios siempre me interesan.
Siento curiosidad por cómo accediste al álbum, propietario, etc.
Abrazos y gracias
Gracias por los comentarios, aunque siento no poder dar mucha información acerca de su procedencia. La que importa realmente (su pequeña historia, como quien era su propietario, porqué se hizo...) la desconozco totalmente. Yo me hice con él en una librería anticuaria, que a su vez lo compraron en Madrid, sin darme más noticia sobre el álbum. Creo que es un documento bien interesante, y pensé que sería una pena quedara en manos de algún coleccionista sin compartirse. Es todo lo que te puedo contar... :-)
Seguiremos rebuscando...
Señor Óscar Martínez Azumendi, no puedo sino felicitarle, primero por su generosidad al compartir un documento de tanto interés histórico, y segundo por la magnífica labor de presentación, pues a buen seguro le habrá llevado horas de trabajo. Muchas gracias en mi nombre y en el de los malagueños que encuentren estas dos estupendas entradas del blog de gran interés pero sean tímidos a la hora de reconocerle el esfuerzo y generosidad. Un saludo.
Querido amigo Antón Ozomek.
Muchas gracias por sus amables palabras, que recibo con la ilusión de saber que el trabajo ha merecido la pena para alguien. La verdad es que yo también disfruto recopilando la información y compartiéndola, pero siempre es bueno recibir este tipo de comentarios.
Un cordial saludo y a seguir disfrutando de su preciosa ciudad.
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