Buscando alguna pista que arrojara algo de luz sobre la fotografía de la mujer de la entrada anterior, aquella posando en el manicomio de Reus en tiempos de la Guerra Civil, ¿posible paciente o quizás alguien que estuvo allí trabajando?, me entero que justo 10 días después de la sublevación militar, la Generalitat de Catalunya, mediante Decreto, se hizo cargo de todas las instituciones de beneficencia y asistencia social, entre ellas los diversos hospitales psiquiátricos catalanes, incluido el Pere Mata de Reus.
En aquellos primeros días, cuando parte de sus plantillas huyeron por temor a represalias políticas o bien fueron movilizados al frente, sus puestos de trabajo fueron ocupados por personal, principalmente mujeres, afín a las diferentes organizaciones políticas republicanas. ¿Quizás fue el caso de nuestra anónima fotografiada?
Tal y como apunta Comelles en el artículo referenciado abajo, algunas de estas instituciones incluso tuvieron reservadas esas plazas a una organización concreta. Así ocurrió en el Instituto Mental de San Andrés (Santa Creu) destinado a las afiliadas a la CNT, no estando disponible, por ejemplo, a trabajadoras de UGT. En el caso del Pere Mata, incautado igualmente por la Generalitat, quedó bajo un Comité de Control Obrero, atendiéndose una población que sobrepasaba el millar de camas. Enfermos que finalmente fueron evacuados en septiembre de 1938 ante la reconversión de las instalaciones en hospital de sangre, y finalmente campo de concentración a partir de enero de 1939 con la ocupación de la plaza.
Pero aparte de esto, poco más he conseguido averiguar más allá de una promesa de alguien que se ha ofrecido a fotografiar ese mismo lugar, tal y como se ve en la actualidad y que compartiremos a su debido tiempo como curiosidad.
Sin embargo, el asunto ese de la CNT me ha hecho recordar un artículo periodístico que tenía por ahí archivado, con alguna que otra psiquifoto que no sabía que utilidad dar. Publicado en “Mi revista”, autodefinida como de “combate antifascista y no partidaria”, afín a los movimientos anarquistas, sindicales y comunistas, el trabajo está firmado por Ada Martí Vall, culta escritora anarquista, y se acompaña de sorprendentes fotografías de Agustí Centelles, considerado uno de los pioneros del fotoperiodismo moderno en Europa
A principios de 1937, reportera y fotógrafo se dirigieron al manicomio de Sant Andreu (luego Santa Creu), bajo control de la CNT. Allí, tras ser recibidos por el director, quien reconoce la necesidad de modernizar la institución para aliviar el malestar de los pacientes, son testigos de “...una conferencia que da uno de los enfermos –antiguo sacerdote –¡no asustarse, queridos lectores; ése, aunque parezca extraño, no lleva trabuco! y no es mal orador, nada religioso y bastante bien elegido”, a la vez de sorprenderse de la atención prestada por el resto de enfermos, incluso mayor a la observada en los “llamados sanos”. Entre ellos se encuentra Andrés Navarro, revolucionario y poeta apodado "El platanero de Puigcerdà", que llama la atención de la periodista al grito de ¡Viva la FAI!
Ada Martí se dirige a él, transcribiéndo el intercambio así:
"—¿Qué hay, Andrés? ¿Cómo van las cosas por ahí?
—le pregunto, mientras estrecho su mano, ancha y encallecida por el trabajo.
—Pues nada, señorita —Andrés, pese a su ferviente revolucionarismo, no se ha acostumbrado todavía al tuteo—. ¿Qué va a haber? Que no quieren dejarme salir aún, y eso no debe ser, porque yo quiero irme al frente, a luchar, para que no ganen los fascistas. Yo, señorita, no quiero que ganen, porque si ganaran ellos, nos explotarían todavía más que antes, al ver que nosotros, los pobres, los que no tenemos dinero y casas como ellos, no podíamos defendernos... Y eso no debe ser, sabe usted, señorita, porque todos somos hermanos y no está bien que los unos lo tengan todo y los otros no podamos ni comer. Pero nosotros no lo permitiremos. Yo no sé qué ideas serán las suyas, si bien supongo que serán buenas, porque tiene usted cara de ser buena, y, además, va con estos compañeros; pero le aseguro que antes que permitir que ganen esos canallas, nos tendrán que matar a todos. Por eso me quiero ir al frente y por eso me fui de mi pueblo, hasta que me trajeron aquí: para luchar por la libertad del pueblo y que todos seamos hermanos, ¡ea!, que es como debe ser.
Y Navarro, tras pedirme que interceda para que le dejen irse, acaba su discurso con el grito de: ¡Viva la F.A.I.!"
El artículo prosigue explicando el caso de uno que se creía Dios, aunque, en opinión de la periodista, peor hubiera sido que se creyera Hitler o Mussolini. Era el huraño Ramos, creador de pueblos y mares, aquellos que el “Führer” y el “Duce” querían apropiarse. Continúa con referencias al impacto que la Dictadura de Primo de Rivera tuvo sobre alguno de los ingresados, o las consecuencias de la moral burguesa, sobre todo en lo que afectaba a las mujeres, y la necesidad de crear una nueva moral sexual.
Tras atravesar una serie de patios donde describe algunos casos de locura erótica y locura maternal, por fin recala en un apacible rincón que le hace reflexionar así: "Aunque parezca extraño, también en los dominios de la diosa Locura puede existir un remanso de paz. Díganlo, si no, estas mujeres de rostro apacible y bondadoso, que, en la soledad casi beatífica de un bello rincón, leen tranquilamente o hacen jerseys para los milicianos, para "sus" milicianos, ni más ni menos que hacen otras muchas en nuestros parques y jardines públicos. También aquí, como en los más remotos confines, ha llegado el eco de nuestra gran Revolución". Momento que inmortalizó Agustí Centelles con esta instantánea:
Con esta apacible psiquifoto lo dejaremos hoy, aunque con la promesa de mostrar próximamente alguna otra similar, que creo resultará también muy interesante, y nos hará reflexionar igualmente sobre lo relativo de muchas posturas y la utilización interesada, por unos u otros, de los enfermos asilados.
BIBLIOGRAFÍA.
Martí, Ada. En la mansión de los muertos vivos. Mi revista. Nº 101, marzo 1937.
Aisa Pampols, Manel. Ada Martí Vall. El sueño de la conciencia libre. Associació Cultural el Raval “El Lokal”. Barcelona, 2019.
Comelles, Josep María. Sota les bombes. Los trabajadores de salud mental en Catalunya (1936-1938). En: Martínez Azumendi, Óscar; Sagasti Legarda, Nekane; Villasante, Olga (eds.) Del pleistoceno a nuestros días. Contribuciones a la historia de la psiquiatría. Madrid: Asociación Española de Neuropsiquiatría, 2011. p. 257–84. Accesible en https://1drv.ms/b/s!Ar42BtGhsUPjmpgYb43z7G17RH_xJA
Poca Gaya, Josep. Institut Pere Mata. Cent anys d'història (1896-1996). Institut Pere Mata. Reus, 1996.
Las mujeres hacen jerseys. Estampa. Nº 454, 26 septiembre 1936.
Descargo de responsabilidad: He utilizado las imágenes sin ánimo de lucro, con un objetivo de investigación y estudio, en el marco del principio de uso razonable - sin embargo, estoy dispuesto a retirarlas en caso de cualquier infracción de las leyes de copyright. Disclaimer: I have used the images in a non for profit, scholarly interest, under the fair use principle - however, I am willing to remove them if there is any infringement of copyright laws.
En aquellos primeros días, cuando parte de sus plantillas huyeron por temor a represalias políticas o bien fueron movilizados al frente, sus puestos de trabajo fueron ocupados por personal, principalmente mujeres, afín a las diferentes organizaciones políticas republicanas. ¿Quizás fue el caso de nuestra anónima fotografiada?
Tal y como apunta Comelles en el artículo referenciado abajo, algunas de estas instituciones incluso tuvieron reservadas esas plazas a una organización concreta. Así ocurrió en el Instituto Mental de San Andrés (Santa Creu) destinado a las afiliadas a la CNT, no estando disponible, por ejemplo, a trabajadoras de UGT. En el caso del Pere Mata, incautado igualmente por la Generalitat, quedó bajo un Comité de Control Obrero, atendiéndose una población que sobrepasaba el millar de camas. Enfermos que finalmente fueron evacuados en septiembre de 1938 ante la reconversión de las instalaciones en hospital de sangre, y finalmente campo de concentración a partir de enero de 1939 con la ocupación de la plaza.
Pero aparte de esto, poco más he conseguido averiguar más allá de una promesa de alguien que se ha ofrecido a fotografiar ese mismo lugar, tal y como se ve en la actualidad y que compartiremos a su debido tiempo como curiosidad.
Sin embargo, el asunto ese de la CNT me ha hecho recordar un artículo periodístico que tenía por ahí archivado, con alguna que otra psiquifoto que no sabía que utilidad dar. Publicado en “Mi revista”, autodefinida como de “combate antifascista y no partidaria”, afín a los movimientos anarquistas, sindicales y comunistas, el trabajo está firmado por Ada Martí Vall, culta escritora anarquista, y se acompaña de sorprendentes fotografías de Agustí Centelles, considerado uno de los pioneros del fotoperiodismo moderno en Europa
A principios de 1937, reportera y fotógrafo se dirigieron al manicomio de Sant Andreu (luego Santa Creu), bajo control de la CNT. Allí, tras ser recibidos por el director, quien reconoce la necesidad de modernizar la institución para aliviar el malestar de los pacientes, son testigos de “...una conferencia que da uno de los enfermos –antiguo sacerdote –¡no asustarse, queridos lectores; ése, aunque parezca extraño, no lleva trabuco! y no es mal orador, nada religioso y bastante bien elegido”, a la vez de sorprenderse de la atención prestada por el resto de enfermos, incluso mayor a la observada en los “llamados sanos”. Entre ellos se encuentra Andrés Navarro, revolucionario y poeta apodado "El platanero de Puigcerdà", que llama la atención de la periodista al grito de ¡Viva la FAI!
Ada Martí se dirige a él, transcribiéndo el intercambio así:
"—¿Qué hay, Andrés? ¿Cómo van las cosas por ahí?
—le pregunto, mientras estrecho su mano, ancha y encallecida por el trabajo.
—Pues nada, señorita —Andrés, pese a su ferviente revolucionarismo, no se ha acostumbrado todavía al tuteo—. ¿Qué va a haber? Que no quieren dejarme salir aún, y eso no debe ser, porque yo quiero irme al frente, a luchar, para que no ganen los fascistas. Yo, señorita, no quiero que ganen, porque si ganaran ellos, nos explotarían todavía más que antes, al ver que nosotros, los pobres, los que no tenemos dinero y casas como ellos, no podíamos defendernos... Y eso no debe ser, sabe usted, señorita, porque todos somos hermanos y no está bien que los unos lo tengan todo y los otros no podamos ni comer. Pero nosotros no lo permitiremos. Yo no sé qué ideas serán las suyas, si bien supongo que serán buenas, porque tiene usted cara de ser buena, y, además, va con estos compañeros; pero le aseguro que antes que permitir que ganen esos canallas, nos tendrán que matar a todos. Por eso me quiero ir al frente y por eso me fui de mi pueblo, hasta que me trajeron aquí: para luchar por la libertad del pueblo y que todos seamos hermanos, ¡ea!, que es como debe ser.
Y Navarro, tras pedirme que interceda para que le dejen irse, acaba su discurso con el grito de: ¡Viva la F.A.I.!"
El artículo prosigue explicando el caso de uno que se creía Dios, aunque, en opinión de la periodista, peor hubiera sido que se creyera Hitler o Mussolini. Era el huraño Ramos, creador de pueblos y mares, aquellos que el “Führer” y el “Duce” querían apropiarse. Continúa con referencias al impacto que la Dictadura de Primo de Rivera tuvo sobre alguno de los ingresados, o las consecuencias de la moral burguesa, sobre todo en lo que afectaba a las mujeres, y la necesidad de crear una nueva moral sexual.
Tras atravesar una serie de patios donde describe algunos casos de locura erótica y locura maternal, por fin recala en un apacible rincón que le hace reflexionar así: "Aunque parezca extraño, también en los dominios de la diosa Locura puede existir un remanso de paz. Díganlo, si no, estas mujeres de rostro apacible y bondadoso, que, en la soledad casi beatífica de un bello rincón, leen tranquilamente o hacen jerseys para los milicianos, para "sus" milicianos, ni más ni menos que hacen otras muchas en nuestros parques y jardines públicos. También aquí, como en los más remotos confines, ha llegado el eco de nuestra gran Revolución". Momento que inmortalizó Agustí Centelles con esta instantánea:
Con esta apacible psiquifoto lo dejaremos hoy, aunque con la promesa de mostrar próximamente alguna otra similar, que creo resultará también muy interesante, y nos hará reflexionar igualmente sobre lo relativo de muchas posturas y la utilización interesada, por unos u otros, de los enfermos asilados.
BIBLIOGRAFÍA.
Martí, Ada. En la mansión de los muertos vivos. Mi revista. Nº 101, marzo 1937.
Aisa Pampols, Manel. Ada Martí Vall. El sueño de la conciencia libre. Associació Cultural el Raval “El Lokal”. Barcelona, 2019.
Comelles, Josep María. Sota les bombes. Los trabajadores de salud mental en Catalunya (1936-1938). En: Martínez Azumendi, Óscar; Sagasti Legarda, Nekane; Villasante, Olga (eds.) Del pleistoceno a nuestros días. Contribuciones a la historia de la psiquiatría. Madrid: Asociación Española de Neuropsiquiatría, 2011. p. 257–84. Accesible en https://1drv.ms/b/s!Ar42BtGhsUPjmpgYb43z7G17RH_xJA
Poca Gaya, Josep. Institut Pere Mata. Cent anys d'història (1896-1996). Institut Pere Mata. Reus, 1996.
Las mujeres hacen jerseys. Estampa. Nº 454, 26 septiembre 1936.
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Descargo de responsabilidad: He utilizado las imágenes sin ánimo de lucro, con un objetivo de investigación y estudio, en el marco del principio de uso razonable - sin embargo, estoy dispuesto a retirarlas en caso de cualquier infracción de las leyes de copyright. Disclaimer: I have used the images in a non for profit, scholarly interest, under the fair use principle - however, I am willing to remove them if there is any infringement of copyright laws.
4 comentarios:
Siempre leo con interés tus psiquifotos, Oscar, pero en esta ocasión, quizás porque coincide que estoy viendo la serie Ratcheld, que versa entre otras cosas sobre las lobotomias en un Hospital Psiquiátrico me hace reflexionar sobre las diversas “utilidades” que han tenido esos lugares sin alma, instituciones totales, que fueron, y en algunos lugares todavía son, los hospitales psiquiátricos.
No he encontrado ningún documento que lo avale, pero en Almería, era Vox populi, la utilización del Hospital Psiquiátrico para escondite de los simpatizantes de los militares golpistas, que abandonaban su condición de “locos” diurnos para pasar a ser quintacolumnistas nocturnos, o para pasarse a los territorios conquistados por las armas contra el Gobierno legítimo de la Republica.
¿Dónde puede uno ocultarse mejor que en medio de los ocultos, entre los que nadie, salvo algunos bienintencionados y de forma ocasional, quiere ver?
De todas las historias tristes, las de los manicomios, es de las más tristes.
A pesar de la FAI y de sus buenísimas intenciones y de esas fotos tan magníficas que dejaron para la posteridad.
magnífico como siempre... Dejo una entrada sobre la huelga en el manicomio de Conxo en 1933 liderada por la CNT: La huelga de la CNT en el Manicomio de Conxo (Santiago de Compostela) en 1933: nuevas historias y perspectivas (en el libro de Eliseo Fernández) https://diariodeunmedicodeguardia.blogspot.com/2019/06/la-huelga-de-la-cnt-en-el-manicomio-de.html
Gracias Amalia, David...
Aparte de vuestra presencia, me encantan estos comentarios que dan vidilla al blog y amplían sus contenidos.
¡Un relato enriquecedor, Oscar!
¡Como siempre!
Eskerrik asko!
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