Darío es psicólogo, con una importante vocación hacia la salud mental comunitaria, a la vez que muy interesado en la fotografía, sobre la que también ha realizado estudios. Entre otras tareas profesionales, ha coordinado espacios terapéuticos de literatura y fotografía documental en diferentes hospitales psiquiátricos de Buenos Aires. Parte de su trabajo ya lo conocemos de una entrada anterior en este blog. Eran imágenes acompañadas de breves apostillas contextuales, resultado de un taller de fotoperiodismo realizado por los usuarios de un centro de día de salud mental.
En el proyecto que ahora culmina, Darío me explicaba en uno de sus correos: Comenzó como una serie de retratos fotográficos realizados a poetas que están o estuvieron internados/as. Los mismos fueron realizados luego de las entrevistas a cada uno, con el objetivo de decodificar esas charlas y transformarlas luego en imágenes que muestren lo relativo a la vida de cada poeta. La mayoría de los retratos fueron hechos en sus lugares de internación (o tratamiento) aunque, en los casos en que habían sido ya externados, la idea fue retratarlos en los lugares que cada uno/a elija de acuerdo a la familiaridad con los espacios en el afuera.
El resultado, junto a los retratos, unos textos en los que sus autores trascienden su identidad como enfermos, adquiriendo la categoría de poetas. Pero, sobre todo, dando un paso al frente reivindicando su existencia, sin pudor o temor frente al negativo estigma social que conlleva la enfermedad mental. Doy por supuesto que, como cualquier otro autor, estarán contentos y orgullosos de poder compartir su poesía. Lo que no sé, es si serán conscientes de la importancia de su gesto. Gesto de descubrimiento, no de su sensible pensamiento convertido en palabras, si no gesto de descubrimiento de ellos mismos, frente a una sociedad que durante mucho tiempo hemos pretendido negar el sufrimiento de la enfermedad mental tras visibles (o invisibles) muros. Y un gesto así, vale mucho más de lo que nos imaginamos.
Pero dejemos a Darío que siga comentándonos:
Cuerpos internados, poesía libre es un trabajo documental, iniciado en 2014, que surge de la pregunta acerca del valor que adquiere la poesía en contextos de encierro tales como los manicomios, donde la creatividad se confronta diariamente con el exceso de psicofármacos, y la inspiración parece brotar como respuesta al abandono y la desidia propios de este tipo de lugares.
Las dificultades que encuentra el acto de escribir en estas instituciones colocan al ejercicio poético en la categoría de supervivencia y lo convierten en una vía privilegiada para poner en palabras y desanudar diferentes experiencias de marginalidad, entre ellas la internación. La poesía es un camino con una larga tradición en adentrarse y desnaturalizar situaciones cotidianas que vulneran los derechos de las personas –dentro y fuera del manicomio- como el aislamiento, la violencia física, la sobremedicación y la exclusión social.
Nombres ilustres como Marisa Wagner –internada en la Colonia Montes de Oca por 5 años-, Jacobo Fijman -29 años en el hospital Borda- o Leopoldo Panero -con casi 40 años de tránsito por diversas instituciones españolas-, tuvieron la entereza de subvertir el poder psiquiátrico que los doblegó durante años y lograron llevar adelante obras con un alto valor estético. Las mismas además han ayudado a reflexionar sobre las condiciones de vida que los hospicios ofrecen a sus huéspedes y cómo las sociedades desprecian a quienes están más allá de los márgenes.
La mayoría de estas obras fueron realizadas durante la internación de sus autores y autoras en hospitales psiquiátricos de Buenos Aires y Madrid, ciudades icónicas respecto a la creación de obras literarias mal-conocidas como malditas por haber sido realizadas en esos contextos. Por tal motivo, ambos lugares fueron los elegidos para iniciar la búsqueda de poetas que atravesaron experiencias similares y también se aferraron a cada verso como una forma de entender aquellos tránsitos y reconstruirse.
A través de este recorrido por la vida y obra de dieciséis poetas que padecieron la manicomialización, se busca revalorizar la figura de quienes no claudicaron en sus esfuerzos por seguir creando belleza allí donde reina el silencio. En la génesis de estos universos poéticos que habitan ciudades como La Plata, Pergamino o Capital Federal, y que también pueden encontrarse en Getafe, Vallecas o el propio centro de Madrid, pueden verse mundos de significados tan íntimos como cuestionadores de sus propias historias.
En cada uno de los retratos e historias que componen este libro, hay lenguajes desgarrados, gritos inaudibles, sonidos que se huelen y colores que se escuchan. Hay también, sueños que nadie tuvo, confesiones de primavera, despedidas fuera de hora y heridas que se resisten en sanar. Todo ello, entremezclado con monstruos de alas gigantes, voces polifónicas y péndulos que alteran su ritmo, forman un cóctel de mundos internos que oscilan entre las ansias libertarias y una marcada extrañeza respecto a todo lo que sucede más allá de los muros.
Estas vidas, arrasadas por el manicomio y recuperadas por la poesía, ponen en evidencia como la creación artística desencadena un mayor grado de libertad interna que habilita el proceso de reconstrucción de la subjetividad. Cada verso muestra la originalidad de una nueva mirada del mundo desde la cual intentan reformular el todo cotidiano que los atraviesa y oprime. Al mismo tiempo, esos poemas abren puertas de acceso a lo desconocido de cada uno, transformando el sufrimiento del espíritu en lo maravilloso de un poema.
Ahora solo falta complementar las imágenes de arriba, una vez conocidos a los autores, con los textos que estos escribieron y rematan el libro que estamos comentando. Yo todavía no lo he hecho en papel, aunque espero hacerlo sin tardanza. Para quien pudiera estar interesado, editado por la Editorial El Colectivo (página en Facebook), está disponible ya en Argentina, aunque con las facilidades que nos da el comercio electrónico a través de Internet, supongo que no será nada difícil hacerse con un ejemplar y disfrutar de él a la sombra este verano.
Gracias Darío por el trabajo y por compartirlo con nosotros, pero, sobre todo, gracias a los poetas y poetisas por haberlo hecho posible, con pasión y valentía. Así creo que vamos todos por buen camino.
BIBLIOGRAFÍA.
Cavacini, Darío. Cuerpos internados, poesía libre. Ed. El Colectivo. Buenos Aires, 2019.
Santos, Julieta. Subvertir lo maldito es poesía. Marcha, 23 julio 2019. Accesible en https://www.marcha.org.ar/subvertir-lo-maldito-es-poesia/
-----oOo-----
Descargo de responsabilidad: He utilizado las imágenes sin ánimo de lucro, con un objetivo de investigación y estudio, en el marco del principio de uso razonable - sin embargo, estoy dispuesto a retirarlas en caso de cualquier infracción de las leyes de copyright. Disclaimer: I have used the images in a non for profit, scholarly interest, under the fair use principle - however, I am willing to remove them if there is any infringement of copyright laws.
No hay comentarios:
Publicar un comentario