martes, 12 de abril de 2011

183. ¿Y los locos de Abiyán?


Rogamos disculpen esta interrupción. Permanezcan atentos a su pantalla”. Así rezaba desesperantemente, una y otra vez, “la tele” en mis tiempos mozos. Ahora, en otros tiempos blogueros, no habíamos hecho más que empezar nuestra serie sobre el insólito experimento de Marañón, cuando tenemos que colgar un cartelito similar. Pero en esta ocasión no serán motivos tecnológicos los que lo justifiquen, sino otros más tristes y dolorosos, relacionados con la oportunidad que nos da la actualidad informativa. Me refiero a los graves sucesos de confrontación armada de los que estamos siendo testigos en Costa de Marfil.

Mientras escribo esto, en Abiyán (Abidjan en francés) se deben estar zurrando de lo lindo. La historia es muy similar a otras ya conocidas: un presidente vencido por la voluntad popular, que se defiende como gato panza arriba para no abandonar el trono. Los seguidores de ambos bandos masacrándose entre si, mientras multitud de pobres inocentes pagan el pato como “víctimas colaterales” del fuego cruzado.

Entre ellos, un subgrupo, el de “los locos”, que seguro ni sabe de qué lado le llueven las tortas. Ese es también un final similar al que hemos abordado en otras entradas relacionadas con el impacto sobre los enfermos mentales de los conflictos bélicos (Europa del Este) o los desastres naturales (Haití).

Pero, en fin, ¿qué habrá pasado con los locos de Abiyán?. No sabemos la respuesta, aunque seguramente la intuimos. Sí sabemos sin embargo quienes serían algunos de esos locos y su ya dramática situación previa. Dejemos a Irantzu González que nos los presente con su ya habitual estilo literario y psiquifotero.


Dorris Haron Kasko nació en 1966 en Costa de Marfil. Habiendo vivido en varios países, estudió cine y creación de guiones en Francia para regresar después a su ciudad natal.


Su condición de hijo de un embajador no le ha impedido dedicarse a explorar los demonios sociales que rondan las ciudades africanas.


Su obra "Les Fous d´Abidjan" fue exhibida públicamente por primera vez en 1993.


Dorris Haron Kasko pasó tres años documentándose sobre las personas con enfermedad mental de Abiyán, la capital de Costa de Marfil en África.




La primera vez que los visitó, sin su cámara, trató de entender su forma de vida y la manera de pensar. En África la gente suele pensar que estas personas están poseídas por un demonio o una deidad, e incluso son expulsados de algunos pueblos.




Una vez exiliados, viajan a la ciudad, donde son abandonados a su suerte. Este reportaje es una muestra de la vida de los enfermos mentales en Abiyán.


Kasko los fotografió en el arroyo, durmiendo en la calle, gritando y caminando desnudos. Algunos sabían que estaban siendo fotografiados y gritaban al fotógrafo, o miraban distraídamente a la cámara.






Otros estaban perdidos en su propio mundo y parecían no ser conscientes de nada.






Las fotografías tienen el objetivo de confrontar. Es como si uno entrara en el mundo de estas personas.


Kasko está interesado en la solidaridad que se encuentra en la vida cotidiana en África, y simplemente pregunta si se puede hablar de esa solidaridad cuando hay gente deambulando por las calles que, de estar en otras partes del mundo, recibirían atención.







Rechazadas pero presentes, estas personas forman parte del paisaje, viviendo como animales. Kasko consiguió imágenes contundentes con el objetivo de hacer visibles a los que deambulan por la ciudad como fantasmas: invisibles para los habitantes locales.





De pequeños, en el colegio, muy a menudo nos decían que habíamos tenido suerte de no nacer "unos centímetros más abajo" en el mapa. Ninguno éramos del todo conscientes de lo que significaba, y aún hoy es una idea de la que se me hace difícil ser consciente.

"Unos centímetros más abajo" se encuentran los protagonistas de las fotografías. "Unos centímetros" cambian los recursos, los conceptos y el destino de los enfermos mentales. La diferencia entre la ayuda y el destierro la determinan "unos centímetros".

No es justo...



Ellos son los testigos de una realidad negada, de una ceguera colectiva mantenida para rechazar, en los lugares comunes de la vida urbana: puentes, calles, esquinas... sus oscuras siluetas.


No es justo...

I.G.Ll.



BIBLIOGRAFIA.


Kasco, D.H. Les fous d'Abidjan. Ed. Revue Noire. París, 1994. Parcialmente accesible aquí.









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Descargo de responsabilidad: He utilizado las imágenes sin ánimo de lucro, con un objetivo de investigación y estudio, en el marco del principio de uso razonable - sin embargo, estoy dispuesto a retirarlas en caso de cualquier infracción de las leyes de copyright.Disclaimer: I have used the images in a non for profit, scholarly interest, under the fair use principle - however, I am willing to remove them if there is any infringement of copyright laws.

2 comentarios:

Unknown dijo...

k dura la realidad de l@s invisibles...que cieg@s estamos...cuando miraremos con el corazón en vez de con los ojos?
Salud y concienciación
Ruben

Anónimo dijo...

Hola Fuwkes: ¿quizás el día en el que te encuentres (nos encontremos) en la callle tú mismo (nosotros mismos) puedas (podamos) ver las cosas con otros ojos? es una posibilidad....