Las dos posturas a las que haremos referencia ahora, se encuentran precisamente a ambos extremos de la anterior. Una de ellas sería la negación absurda y maniquea de una evidencia innegable, con rechazo de cualquier tipo de necesidad o ayuda foránea. La otra sería la convocatoria activa de observadores y fotógrafos externos, precisamente para divulgar el estado de necesidad y concitar la ayuda exterior. Ambas las ilustraremos aprovechando la difícil situación que muchas instituciones asistenciales tuvieron que atravesar en Rusia tras el desmembramiento de la antigua Unión Soviética en los años 90, así como la mayor accesibilidad a las mismas por parte de observadores externos.
En 1999, Bettina Sengling, corresponsal de Stern en Rusia, publicó un dramático reportaje acerca de las inhumanas condiciones en que se encontraban los enfermos encerrados en el psiquiátrico regional nº 1 de Ulianovsk en Barish, Rusia central. La revista Interviú publicó también en Junio de ese año otro reportaje de Sengling, acompañado de fotos de Alexander Lomakin, en el psiquiátrico de mujeres n º 2 en Priosernoje.
Fotos © Alexander Lomakin, 1999
A primera vista, las imágenes son ciertamente impactantes y alguien podría preguntarse si no pueden llegar a considerarse incluso morbosas u obscenas, máxime teniendo en cuenta el carácter sensacionalista de la publicación que las divulgó, aunque ese será un tema que al menos parcialmente tendremos que abordar en otro lugar. Independientemente de estas consideraciones, la reacción que despertó en Alemania el conocimiento de la situación fue de solidaridad y apoyo a los pacientes retratados. Al parecer, una organización cristiana envió una partida de ayuda al hospital (70 camas y colchones, nueve duchas, una lavadora industrial, cuatro estufas, linóleo para el suelo y pintura par alas paredes, sillas, 358 cajas con ropa usada, una silla de ruedas, retretes nuevos y una importante donación económica). Suponiendo que la publicación del artículo irritó a los burócratas de la administración de Ulyanovsk y asustó a la dirección del hospital, Los Angeles Times, en septiembre de ese mismo año, se hicieron eco de lo que sucedió a continuación. Para cuando la ayuda llegó, los responsables hospitalarios alegaron que no la necesitaban, no realizando ningún esfuerzo para recuperarla de las aduanas. “No solicitamos ninguna ayuda humanitaria. Nuestros pacientes tienen todo lo que necesitan. Nunca se quejan de que les falte nada. Así que ni comprobamos lo que había en esas cajas esperando en la aduana. Fuera lo que fuera, nuestros pacientes no lo necesitaban”, fue la explicación del director Boris T. Chikushkin. La carga fue devuelta y los costes cargados a los donantes.
Una actitud que al parecer era frecuente con cualquier tipo de ayuda llegada espontáneamente del exterior y que alguien de la propia administración se atrevió a criticar veladamente: “Mi punto de vista personal, no como fiscal, es que esto puede estar dirigido a mostrar al mundo que no necesitamos nada, que tenemos de todo. Y eso no es así. Hubo un tiempo en que éramos poderosos y un país fuerte, pero no ahora, y mucha gente necesita ayuda”. Quizás el error fue mostrar de forma tan gráfica y acusadora una realidad que la administración no podía reconocer.
En el otro extremo, si normalmente las visitas de reporteros gráficos y divulgaciones periodísticas no suelen ser bien recibidas por los responsables institucionales, también sucede que ocasionalmente la visita de observadores externos y posterior divulgación de su trabajo sea promovida incluso por la propia institución, buscando la sensibilización social y la movilización de recursos de ayuda. Es el caso del fotógrafo norteamericano Dennis W. Felty, presidente asimismo de un grupo de agencias comunitarias de servicios humanos, invitado a finales de 1999 a visitar, retratar y grabar en video una serie de orfanatos y hospitales psiquiátricos en la antigua Unión Soviética, precisamente con el objetivo de su divulgación pública y recogida de fondos económicos para su sostenimiento.
Fotos © Dennis W. Felty, 1999
Las características y fines de este segundo trabajo parecen justificar la amabilidad y calidez de las instantáneas del hospital en San Petersburgo, en comparación a las que nos hemos referido antes, sin ocultar sin embargo la masificación y limitación de recursos existentes, objeto precisamente de la solicitud de apoyo y ayuda exterior. Una situación de penuria y precariedad asistencial que Lisa Sarfati, fotógrafa francesa de la agencia Magnum, ya había fotografiado entre 1992 y 1995 en Moscú y que revisitó en 2000.
Hospital psiquiátrico Nº 6 para niños. Foto © Lisa Sarfati, Magnum. 1992
Hospital Rostov. Foto © Lisa Sarfati, Magnum. 1994
Hospital Psiquiátrico cerrado Tchernovski. Foto © Lisa Sarfati, Magnum. 1994
Hospital Psiquiátrico Katchenko. Foto © Lisa Sarfati, Magnum. 1994
Institución psiquiátrica de Serbsky. Sección de varones, menores de edad. Foto © Lisa Sarfati, Magnum. 1995
Nikolskoïe. Foto © Lisa Sarfati, Magnum. 2000
BIBLIOGRAFIA.
Sengling, B. Viaje alucinante a un manicomio ruso. Interviú 21-06-1999, 1208: 58-63.
Dixon, R. A Prescription for Tragedy - Much-needed medical aid to Russia is mired in bureaucracy before it is burned. Los Angeles Times. 12 september 1999. Accesible aquí
Felty, D.W. Russia, Romania & Moldova. October 1999. Report on visits to orphanages and hospitals. Accesible aquí
Medvedkova, O. Lise Sarfati - Acta est. Phaidon. 2000.
Sarfati, Lise. The Serbsky Institution for Psychiatric Expertise (foto). Harper’s magazine. September, 2000: 21.
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