Sabemos que el fallecimiento de una persona cercana es uno de los obligados “sucesos vitales negativos” a los que en mayor o menor medida todos estamos expuestos. Igual que sabemos que ese momento y los meses subsiguientes, sin poder considerarse de ninguna manera una enfermedad, resultan en un periodo de tristeza y zozobra personal, y que sólo en el peor de los casos es detonante de un desequilibrio posterior más grave. Sabiamente consciente de estos riesgos, la sociedad tradicional ha dispuesto en todas las culturas de mecanismos para paliar el impacto emocional y acompañar en el luto a sus miembros. Desafortunadamente, en nuestro entorno, se han perdido muchas de estas costumbres sin haber sabido reemplazarlas adecuadamente por otras más acordes a estos tiempos, sus tecnologías y forma de vida, ocultando e incluso negando la propia existencia de la muerte. Un ejemplo de ello, el proceso cultural de cambio en que nos vemos inmersos y por el que estamos cambiando un estruendoso e insustancial Halloween ("All hallow's Eve" o "Víspera de Todos los Santos"), por aquellos más recogidos, reflexivos y tristes Día de Todos los Santos y Día de Difuntos de las culturas occidentales de raíz cristiana y que, a pesar del "yu-yu" que siempre me han dado, no dejan de resultarme de más fuste y fundamento emocional.
La novedad y modernidad que supuso la llegada de la fotografía, con su impresionante capacidad para retratar de forma inmediata y fidedigna a las personas, no impidió que esta se incorporara plenamente en los ritos mortuorios de la época, de igual forma que rápidamente pasó a ocupar un papel insustituible en el mantenimiento del recuerdo de familiares y amigos. Algo que todos conocemos y utilizamos (o evitamos), sin mucha conciencia de su importancia como parte de los mecanismos y estrategias utilizados en la superación del duelo.
Pero aquí no me voy a referir a las fotografías tomadas a lo largo de la vida de la persona fallecida, sin duda lo más frecuente para el mantenimiento de los recuerdos, sino a una clase de ellas catalogadas por los coleccionistas como “post-mortem” o "memento mori". Un tipo de imágenes ya olvidadas y que ahora nos sorprenden la primera vez que nos enfrentamos a ellas, si no hay quien incluso pudiera llegar a tacharlas de obscenas.
Las fotografías “post-mortem” son aquellas que se realizan tras un fallecimiento, pudiendo tratarse de retratos directos del fallecido en su lecho, generalmente entre sábanas, o posteriormente ya preparado para el funeral, vestido en su ataúd y rodeado de flores y crespones, pero también ataviado de las más diversas maneras o en posturas asemejando seguir vivos, incluso mirándonos con los ojos abiertos. Obviamente las imágenes más frecuentes son del cuerpo tumbado, pero no son tampoco infrecuentes en actitud sentada junto a algún familiar e incluso de pie, para lo que se diseñaron sujeciones específicas con este fin. Toda la parafernalia que puede rodear a un velatorio puede ser también objeto de la fotografía, incluidos los allegados y acompañantes en formación circunspecta rodeando al finado o dando el último adiós en el cementerio. También se imprimían recordatorios de todo tipo, incluyendo retratos manipulados junto a motivos florales y religiosos o accesorios evocadores de su dedicación mundana.
Anuncio de retratos "après décès". Ca. 1850. Catálogo "Le dernier portrait".
La creciente demanda bien pronto hizo que un gran número de fotógrafos anunciaran sus servicios específicos con este fin, apoyándose en otros profesionales funerarios que vieron aumentar aún más los requerimientos para embalsamamientos y cuidados cosméticos que mejoraran el aspecto para la inmortalización fotográfica. La fotografía “post mortem” tuvo una gran trascendencia sobre todo en las primeras décadas tras la aparición de la técnica, cuando era muy probable que esa fuera la primera fotografía que se tomara de la persona, en el entendible deseo familiar de conservar su imagen para el recuerdo. Es fácil entender entonces que muchas familias de precaria economía incurrieran en importantes gastos para contratar a un fotógrafo, de igual forma que mientras este se desplazaba a veces largas distancias, intentaban mantener el cuerpo con hielo durante días. Con muy pocas posibilidades de haber sido fotografiados en vida, son especialmente impactantes las fotografías de bebes y niños, hasta el punto que algunos coleccionistas prefieren no ocuparse de ellas a pesar del alto número que se conserva como testigos mudos de lo extendido de su práctica.
Hasta su desaparición lentamente progresiva, esta costumbre fue ampliamente extendida en Europa y Estados Unidos durante décadas, sin duda con un sustancial papel paliativo del sufrimiento psicológico de las familias en duelo.
Otro punto de vista interesante y complementario a la hora de entender esta moda es el que, en la primavera de 2002, propuso el Museo parisino d’Orsay con la exposición temporal titulada “Le dernier portrait”. Partía de una idea angular rememorando los cortejos fúnebres y los retratos póstumos de personalidades relevantes de la historia, para explicar que el advenimiento de la fotografía con la democratización económica que esto supuso en la reproducción de retratos realistas de la gran mayoría de los mortales, fue uno de los motivos para el desarrollo de las imágenes post mortem, en un intento de emulación de prácticas antes reservadas en exclusiva a monarcas y otros ilustres. El catálogo de esa muestra propone un variado recorrido desde las representaciones pictográficas y máscaras mortuorias a una amplia muestra de instantáneas fotográficas, bien de autores de prestigio a fotógrafos anónimos.
A las fotografías, les siguió la necesidad de conservarlas cómodamente en forma de álbumes familiares. Este incorpora una imagen con la explicación a lápiz “El pequeño Frank, hermano de Cliff Manchester que murió”, a la vez que en la hoja siguiente se conserva una fotografía que se hizo a un dibujo del mismo niño, representándole tal y como sería su apariencia cuando vivía. Una forma de salir al paso frente a la inexistencia de fotos previas al fallecimiento.
Ferrotipo. 1850-60s. Estados Unidos.
Ferrotipo. Estados Unidos. Ca. 1870. Copia de una madre con su bebe muerto. El ferrotipo es una fotografía tomada directamente sobre una placa de metal, por lo que esa imagen es única no pudiendo reproducirse en masa como con los negativos. La única forma de disponer de nuevas copias para otros familiares o amigos era fotografiar el ferrotipo original. Es el caso de esta imagen que reproduce igualmente el paspartú que orlaba la foto primitiva.
Estuche-medallón de duelo. Estados Unidos.
"Consagrada a la memoria de la pequeña Bea, 1912" (escrito en el reverso). Missouri. Muchas fotos de la época fueron tomadas en el exterior de la casa para garantizar la iluminación. En otras ocasiones fueron tomadas desde una ventana por este motivo o para evitar entrar en la habitación en caso de fallecimientos por enfermedades contagiosas.
Canadá.
Arequipa, Perú (c. 1940).
Laeken, Bélgica.
Letonia, 1910s.
Letonia, 1930s.
Estonia.
Estonia. Muchas de estas fotos se imprimían como tarjetas postales. Con una finalidad evidente.
Estonia.
Tarjeta enviada de Europa a Estados Unidos. Dice: "Esta es la manera en que ellos presentan a sus muertos".
España. Ca. 1870. Padre con su hijo muerto. Foto de J. Rodrigo. Archivo Municipal del pueblo de Lorca.
Estados Unidos. Ca. 1880. Recordatorio de una joven muerta.
Luto. Ferrotipo. Canadá.
Luto. "Cabinet card". Canadá.
Estados Unidos. Años 30-40. Cualquiera que tenga una mascota podrá entender mejor el significado de la imagen.
"El velatorio". Imagen fotográfica estereoscópica de finales del S. XIX. Visión satírica de una costumbre extendida durante la época, incluida la fotografía de grupo con el difunto.
Así que queda claro para que nadie se confunda, la fotografía “post-mortem” no es la resultante de un “foto-Matón”.
BIBLIOGRAFIA
Héran, E. Le Dernier Portrait. Réunion des Musées Nationaux (RMN). Paris, 2002.
Bolloch, J. Post Mortem. Actes Sud / Photo Poche. Tours 2007.
Miller, C.L. Postmortem Collectibles. Schiffer Publishing. Atglen, 2001.
3 comentarios:
Este blog me parece muy interesante. Muchas felicidades. Seguiré leyendo. La dirección del mío es: www.helenaiza.com por si a algien le interesadarle un vistazo
es cierto las fotografias es los bebe y los niños son de impresinantes, en lo personal hay unos que muestran tener una tranquilidad, paz! en lo personal no me parece macabro ni nada por estilo, las ideas de las personas de antes eran diferentes y creo q eran mas abiertos en este sentido q ahora en esta epoca, el deseo d no olvidar a sus seres queridos lo q hacian! =( estas fueron unas de las q mas se me han hecho muy tiernas:
dos hermanas (por lo q lei, una muerta y la otra viva) la primera parece estar sonriendo.
http://farm1.static.flickr.com/166/398279511_8a2fdeb7f0.jpg?v=0
esta fue la primera que vi! recuerdo que me llamo mucho la atencion, por la posicion de la cabezita de la niña, hasta q supe q era post mortem y logico la niña no estaba viva.
http://www.paulfrecker.com/pictureDetails.cfm?pagetype=library&typeID=1&ID=4244
esta la entiendo mas que bien!
http://www.paulfrecker.com/pictureDetails.cfm?pagetype=library&typeID=1&ID=4295
otra de las primeras que vi, hay mas d niños q d adultos
http://www.paulfrecker.com/pictureDetails.cfm?pagetype=library&typeID=1&ID=3761
otra muy tierna!
http://www.paulfrecker.com/pictureDetails.cfm?pagetype=library&typeID=1&ID=3902
el bb!!
http://www.paulfrecker.com/pictureDetails.cfm?pagetype=library&typeID=1&ID=3833
niño!
http://www.masalladelaciencia.es/PDF/Hogar%20y%20Otros/M%C3%A1s%20All%C3%A1/233/Reportajes/Reportajes/img/MLL_233_REP_REP_032-037_006_g.jpg
son algunas los niños, se ven tan inofensivos sabiendo a cuentas q no todos lo son, pero estos no sé, se les ve super tranquilos!!
q decir buena entrad!!:D
Hay fotografias postmortem aqui tambien:
http://edencash.forumactif.net/t785-montrer-la-mort-ou-la-cacher-photographies-funeraires#8322
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